POR: Marisa Aguirre Marcori
El estrés nos desafía diariamente, poder gestionarlo con una mayor consciencia física y emocional mejorará, sin duda, nuestra salud.
Veamos el origen de la palabra: Estrés, proviene del latín "stringere" que significa: endurecer, presionar, tensar? Es un mecanismo vital, casi imposible e innecesario de eliminar por completo. Cuando sentimos estrés, se liberan hormonas, como la adrenalina, que mejora el estado de alerta y el rendimiento. Esta respuesta nos ayuda a concentrarnos, ser más eficientes e incluso más creativos.
Aunque cueste creerlo: "El estrés no es algo malo en sí mismo. Lo que debemos evitar es mantenernos en una situación de estrés permanente."
Se convierte en un problema cuando se vuelve crónico, sostenido en el tiempo, y cuando en lugar de lidiar con lo que nos estresa, dejamos que los pensamientos, sentimientos o dolencias que genera, se instalen de forma constante. Ahí es cuando comienza a afectar a nuestra salud física y emocional.
Nuestro cuerpo está diseñado para liberar la hormona cortisol cuando se enfrenta al estrés, aunque mantener niveles elevados de cortisol por mucho tiempo está demostrado que afecta no solo a nuestra inmunidad sino a casi todos los sistemas fisiológicos.
Identificar:
Ponerle nombre a lo que nos estresa y provoca ansiedad ( trabajo, personas, situaciones?), es la forma de reconocer lo que dispara el malestar y de esta manera es más fácil controlarlo y encontrar las herramientas para gestionarlo mejor.
En una situación estresante, cada persona reacciona de acuerdo a su bagaje físico y emocional.
Desacelerar /Relajar:
La neutralidad emocional es un estado casi inalcanzable; aunque hay prácticas diarias que nos ayudan a acercarnos a ella escuchando nuestro cuerpo y sus sensaciones. Practicar el ejercicio de estar en el presente ( menos sometidos al futuro o pasado), respirar, hacer meditaciones breves, hacer caminatas en la naturaleza y darle un descanso necesario a nuestra mente.
Nutrir:
El estrés se atasca en el cuerpo y es allí donde se manifiestan sus efectos; molestias digestivas, dolores de cabeza, dolores de espalda y demás.
Hay sin duda, una conexión nutricional y el estrés; lo que comemos y como lo comemos es importante.
Necesitamos una alimentación que calme y proteja nuestro sistema nervioso y evite la inflamación como un factor que estresa nuestro organismo.
Alimentos frescos repletos de enzimas, probióticos, magnesio, potasio, vitaminas y aminoácidos .
Positivizar:
Hay que ser conscientes de lo que le hacemos al cuerpo con nuestros pensamientos, para poder cambiar de perspectiva o la respuesta a un situación que nos desborda. Para esto es importante trabajar sobre nuestros propios sentimientos negativos o limitantes. Evitar ser demasiado duros con nosotros mismos ya que la autoexigencia, forma parte del estrés que diariamente nos infligimos.
Numerosas investigaciones médicas y terapéuticas contrastadas, apuntan a que para tratar el estrés crónico, uno de los enfoques más poderosos para reducir los niveles de cortisol es la suplementación con hierbas y hongos adaptógenos, que aumentan la resistencia del cuerpo al estrés físico y emocional.
Al incorporar adaptógenos a tus hábitos diarios ayudarás a controlar la forma en que respondemos al estrés de la vida actual. Este simple hábito hará maravillas por tu bienestar físico y mental. Nuestros suplementos adaptógenos son de alta calidad, puros y fáciles de incorporar a tu día a día.