La relación entre el cerebro, el intestino y las emociones es profunda, poderosa  y  en constante interacción.

Nuestro intestino  contiene aproximadamente 100 millones de neuronas distribuídas en un sistema nervioso propio, el sistema nervioso entérico, que posee una función  muy parecida a la del cerebro. Existen vías nerviosas que conectan las áreas cerebrales relacionadas con el sistema inmune, el endocrino, nuestro pensamientos y el sistema nervioso entérico entre sí .El intestino registra emociones, se comporta como un órgano sensorial, y el cerebro interpreta la información que le envía de acuerdo a nuestro estado de ánimo y nuestro entorno Utiliza como mensajeros  a los neurotransmisores que se encuentran tanto en las células del intestino como del cerebro.

 Los mensajes circulan de arriba para abajo y mayoritariamente de abajo hacia arriba  entre el intestino y el cerebro, y quién contribuye de manera determinante a  esta comunicación es la microbiota intestinal, una comunidad de microorganismos que residen en el aparato digestivo y  promueven esta estrecha relación bidireccional. Cuando  esta conexión se ve alterada  se manifiestan molestias digestivas, alergias, ansiedad, o bajo estado de ánimo.

¿Qué es la microbiota?  

En nuestro cuerpo habitan una gran cantidad de microorganismos, lo hacen principalmente en el intestino y se clasifican en bacterias, hongos, virus, algas y protozoos, seres vivos muy pequeños que en su conjunto se denomina microbiota y que funciona como un órgano.

El microbioma, es la colección de toda la microbiota que reside sobre o dentro de los tejidos, la piel y la boca: es una comunidad que contiene al menos 150 veces más genes que el genoma humano.

Cómo llegan a nuestro cuerpo estos microorganismos? Somos colonizados por bacterias durante el nacimiento y posteriormente, a partir de los alimentos sólidos y del entorno. La microbiota se constituye durante los primeros años de vida y a partir de los tres años se estabiliza hasta la edad adulta, 

La realidad es que estamos repletos de microbios, que forman microbiomas en nuestra boca, ojos, pulmones, piel y sistema reproductivo y que han evolucionado con nosotros desde el comienzo de la historia del hombre.

Cómo cuidarla

Sus alimentos preferidos son los prebióticos, ricos en fibra y polifenoles como las verduras de hoja, las alcachofas, espárragos, guisantes, setas, vegetales de raíz, brócoli, higos, arándanos, mora,  granada, manzana, uvas y semillas entre otros.

Los fermentados  como el kéfir, kombucha, olivas, chucrut o miso le aseguran un aporte de probióticos necesarios.

Otro de los alimentos preferidos de las bacterias es el almidón resistente que se consigue cocinando, enfriando y consumiendo al día siguiente carbohidratos provenientes del arroz, las patatas, boniato, legumbres o avena. 

La nutrición es uno de los aspectos más importantes para el equilibrio y armonía de nuestro microbioma, aunque también lo es un estado emocional positivo y relajado. Las prácticas como la respiración consciente, la atención plena o el mindfulness además de acciones placenteras  benefician la salud intestinal.

 Hongo Melena de León

Los hongos adaptógenos tienen cualidades sorprendentes que respaldan una función saludable en cada sistema, órgano y célula del cuerpo.

El hongo Melena de león es reconocido como protector del sistema inmunológico y la salud cerebral y nerviosa y todo indica que estos beneficios  se deben también a sus efectos positivos sobre el microbioma intestinal ya que puede aumentar la cantidad de bacterias beneficiosas, además de actuar como un alimento prebiótico gracias a su contenido en beta-glucano un tipo de fibra soluble, que es uno de los alimentos favoritos del microbioma intestinal. 

Nuestro elixir Focus y Super Clarity contienen los hongos adaptógenos que trabajan apoyando el bienestar del microbioma intestinal.

Ref: https://www.thelancet.com/journals/ebiom/article/PIIS2352-3964(22)00092-5/fulltext

Ref: The Mind-Gut Connection, Ed. Grijalbo / Dr Emeran Mayer

Ref: Cuídate, Ed.Grijalbo  / Xevi Verdaguer