POR: Camila Loew
Según la medicina que se practicaba por la antigua sabiduría oriental, el ser humano se considera una parte del contexto natural más amplio. Nuestra relación con la naturaleza existe dentro de los conceptos de unidad e integridad en el cuerpo, así como la interrelación entre el cuerpo humano y el mundo exterior. Al igual que cada órgano del cuerpo y su función es un componente de la actividad general de todo el organismo. La naturaleza es siempre la competencia más amplia e influye regularmente en los cambios que ocurren dentro del propio cuerpo.
Los médicos orientales estudian las leyes de la naturaleza y las condiciones geográficas, lo que les resulta útil para trabajar con los pacientes. La noción de unidad es clave para entender las formas de la medicina tradicional china: unidad del cuerpo y unidad entre el cuerpo y la naturaleza.
Tal vez en ningún lugar se nos revela esto de manera más clara que en la naturaleza cíclica de las estaciones. Los cambios estacionales se reflejan en nuestro cuerpo (especialmente en el de las mujeres, con nuestros ciclos lunares), pero también en las estaciones de nuestra vida.
La comunicación entre el ser humano y la naturaleza nos afecta por dentro y por fuera. Esta idea está profundamente arraigada en la filosofía china de la salud, donde los cinco elementos se relacionan con las estaciones específicas del año, los órganos del cuerpo y todas nuestras experiencias físicas y emocionales.
La idea de que todo está conectado, lamentablemente, ha perdido sus cualidades más evidentes para nosotros en nuestro mundo moderno, en el que tendemos a pasar más tiempo frente a las pantallas en el interior que observando los cambios en el exterior. Quizá si fuésemos más conscientes de nuestros ciclos y patrones, nos daríamos cuenta de cuándo necesitamos ciertas cosas (como el descanso y la reparación).
Una vez que aprendemos a aceptar el cuerpo como parte de la naturaleza, podemos cooperar mejor con nuestros propios ciclos. Aprendemos que un cuerpo en armonía con la naturaleza es un cuerpo más saludable, y por tanto, podemos tomar el control de nuestras decisiones con base en las verdaderas necesidades del cuerpo, lo que puede guiarnos hacia un estilo de vida más equilibrado y un bienestar general. A medida que esta conciencia se instala, estamos disponibles para hacer ajustes sutiles en nuestro estilo de vida, como incorporar cambios en la dieta o complementar con fórmulas de hierbas que pueden ayudar a equilibrar el cuerpo y sus sistemas.
Cuando estamos en equilibrio, nuestra energía y nuestros ciclos fluyen, nos nutrimos y nuestras funciones trabajan de forma óptima. Si la naturaleza (y el cuerpo) está en constante cambio, cuando hay un estancamiento se producen síntomas físicos y luego la enfermedad.
Piensa en ti mismo como una planta, nútrete, háblate, obsérvate como lo harías con tu planta de interior favorita. Pregúntate, sinceramente, ¿qué necesitas ahora mismo? Si encuentras una respuesta, actúa y elige que esa planta siga creciendo sana y fuerte.